martes, 9 de noviembre de 2021

L'arte di inventare e raccontare storie

Tempo fa sono stata ad un incontro tra librerie, biblioteche e case editrici in cui si è parlato, in merito alla letteratura infantile. del raccontare storie a voce alta. Oggi si organizzano veri e propri laboratori, sia nelle biblioteche che nelle librerie, in cui bambine e bambini ascoltano storie e svolgono attività (che non manchino mai le attività!) legate al racconto insieme alle loro famiglie e tra loro. Mi è sembrata una bellissima idea e mi ha subito fatto pensare alla mia personale racconta-storie, autodidatta e pioniera in tante cose (questa di gran lunga la mia preferita): mia nonna. Madre di sette figli/e e nonna di quindici nipoti, nonché pluri-bisnonna, mia nonna Gabriella ha dedicato la sua vita (e quel poco tempo libero, quando ne ha avuto) a raccontare storie. Non solo a leggerle, ma a scriverle, disegnarle, metterle in scena con burattini e costumi fatti da lei. Sapeva tirar fuori un mondo da un granello di polvere, una storia da un tratto di matita, un'avventura da una parola. Prima di sei figlie femmine, maldestra e ribelle in un'epoca difficile per le bambine curiose e impertinenti, era un'instancabile sognatrice, coraggiosa e ottimista. Mi ha insegnato a riconoscere la magia nella vita quotidiana, a coltivare i sogni e la fantasia anche da adulta, a immaginare e raccontare, in qualunque modo volessi e come meglio potessi, senza paura di sbagliare né vergogna. Soprattutto, però, mi ha insegnato a credere nelle storie. Lette, inventate, ricordate, a spezzoni. Mi ha insegnato a credere nelle storie come occasioni, di fantasticare, di sentirsi vicini/e e condividere, di riflettere, di affascinare. In una storia abbiamo l'occasione unica di fermare qualcosa per sempre: un fatto, un'idea, un'emozione. Diceva lei, "come una macchina fotografica". Si riferiva alla scrittura, ma credo mi concederebbe quest'interpretazione più ampia.
Ho pensato a lei qualche giorno fa, quando girovagando per un'altra libreria in pausa pranzo (abitudine bizzarra ma, ho scoperto, comune fra quelli/e del mestiere) ho trovato un libro per adulti che insegna ad inventare e raccontare storie ai bambini/alle bambine. Spiegava come scegliere i personaggi e come modificare l'andamento del racconto a seconda delle necessità, facendo anche esempi pratici. Lungi da me giudicare il libro in sé, che peraltro ho solo sfogliato velocemente. Ho scoperto, tra l'altro, che esistono vari libri che trattano questo tema. Solo mi chiedo peché non siamo più capaci di inventare e raccontare, soprattutto ai bambini e alle bambine. Credo che la questione sia più sottile di così, come se ci fosse quasi un disagio nel calarsi nel ruolo di narratore o narratrice. 

È forse diventato difficile per noi adulti credere nelle storie?

Forse ci siamo concentrati/e sull'educazione e l'informazione e ci siamo fatti/e convincere che inventare storie e saperle raccontare oggi sia superfluo. Sarà per questo che messi/e alle strette, finiamo per cercare libri che ci insegnino a fare una cosa così naturale e primordiale, che cerchiamo una risposta quasi "tecnica" ad un atto che ad oggi ci crea un po' di insicurezza. O forse è sempre stato così e mia nonna è sempre stata un'eccezione. Maneggiava e plasmava le storie con la cura e l'entusiasmo che solo le bambine e i bambini sanno mettere nelle cose davvero importanti. Sì, perché le storie sono importanti, al punto che qualcuno ha detto che siamo fatti di storie. Allora dovremmo raccontarne di più, sforzarci di inventarne di nuove, tornare a credere nel potere che hanno, nel potere che ci danno. Sono una delle pochissime creazioni umane non materiali, capaci di viaggiare nel tempo e nello spazio, eppure ci preoccupiamo così poco di mostrarle alle nuove generazioni, di insegnargli a lavorare d'immaginazione, raccontare, ascoltare e ricordare

Oggi è il compleanno di mia nonna e il giorno in cui ha avuto inizio questa storia. La mia storia. La storia di una bambina che non ha mai smesso di immaginare e di raccontare, prima ai suoi figli e figlie, poi ai loro figli/e e perfino ai figli/e dei loro figli/e. Eccolo qui il potere delle storie, il fascino che sanno trasmettere, i legami che creano, i ricordi a cui fanno pensare. Siamo fatti di storie perché le storie sono fatte di noi. Mia nonna lo sapeva e così, quando decise di scrivere una raccolta di tutte le storie che ci aveva raccontato negli anni, storie di famiglia o di personaggi che l'avevano colpita, racconti inventati, favole e fiabe prese da vecchi libri, lo intitolò (riprendendo il titolo di un libro di Gabriel García Márquez e modificandolo leggermente), "Vivere, per raccontarle".


lunes, 25 de octubre de 2021

Libros sobre el otoño: del tiempo que transforma las cosas mientras pensamos que la vida es aburrida

Este ya es el sexto año que llevo en Barcelona y no tengo dudas, definitivamente el otoño es su estación mejor! No hay nada de esta estación que no me guste: la luz del sol es aun cálida y brillante, las hojas entre verde, amarillo y rojizo quedan perfectamente con los colores de las calles, el olor de las castañas está sincronizado con las luces de las farolas al anochecer para completar la atmósfera romántica. La ciudad se prepara al invierno con una explosión de vida que me encanta cada año. Creo, en general, que las estaciones intermedias también pintan el paso del tiempo y los cambios de una forma especialmente poética, lástima que cada año duren menos. 

El concepto de paso del tiempo es algo difícil de explicar a l@s niñ@s. No se trata solo de comprender que los días se suceden en 24 horas etc.. Si no sobre todo de entender que el tiempo marca unas fases, influye sobre el mundo y lo transforma constantemente. Un buen modo de empezar puede ser educar a la observación, un ejercicio útil para desarrollar una habilidad, en mi opinión, muy importante: la atención. Parece algo banal, ya que l@s niñ@s suelen ser muy observad@res, pero no se trata solo de eso. 

Para observar atentamente se necesita concentración y mucha paciencia, dos cualidades difíciles de entrenar hoy en día,  en un mundo en el que todas las respuestas están tan a la mano como nuestros smartphones y los días son llenos de actividades. ACTIVIDAD. Esta es definitivamente la palabra que mejor define la cotidianidad infantil hoy. Sin embargo, por mucho que se diga, de aburrimiento nunca ha muerto nadie... todo lo contrario.  

Volviendo al otoño, o quizás no, siempre me fascinan los libros que tratan en general el tema del paso del tiempo y de los cambios que produce. La imagen que he escogido para este post es de un álbum de una autora que me gusta mucho, Beatrice Alemagna, llamado Un gran día de nada . Non trata precisamente del otoño, aunque los colores de las ilustraciones, maravillosas por cierto, me recuerdan mucho esta estación. Además el protagonista se encuentra paseando en un bosque, uno de los lugares preferidos del otoño. Y se encuentra allí justo porque está aburrido, porque el aburrimiento (sí, a veces lo hace) despierta la curiosidad, la atención. Entonces aparecen los árboles, con sus hojas todas distintas, las setas agrupadas como pequeñas colonias en las esquinas más amparadas, el olor a tierra, el espejo de agua en el que ve hundirse su videojuego. Lo olvida casi enseguida. Et voilà! Aquí está el otoño, y el aburrimiento, y el tiempo que pasa y que deja que las cosas cambien, desaparezcan, nazcan, vuelvan en formas distintas. Sin embargo las recuerda, las recuerda como si las hubiera visto ya, olidas, tocadas, lejos, atrás, en el tiempo, luego aquí, ahora. Sin hablar del chocolate caliente una vez de vuelta a casa, ¿qué mejor conclusión para un libro.. o un cuento? Un libro sobre el otoño, tal vez sobre los cambios, del bosque y de nosotr@s mism@s, pero también sobre el tiempo que a veces parece no pasar nunca y otras en cambio ya ha pasado.. ¿pero cuándo?  

De la misma autora y sobre los cambios, os recomiendo también Las cosas que vienen y van más inmediato y directo, apto para cualquier edad, respecto al primero (quizás un poco más largo). Cada página enseña un antes y un después y da la posibilidad de reflexionar sobre la sencilla inevitabilidad de un cambio y su aceptación. A menudo pasa con los libros infantiles que hojeándolos nos entran granas de comprarlos para nosotr@s, o para alguien que conocemos y que se nos ha venido a la mente. Si os pasa, ¡hacedlo! A veces en un libro para niñ@s se encuentran pensamientos sencillos, tan sencillos que se nos han escapado. Y, a veces, para volver a comprenderlos es suficientes girar la página de un libro. 
De una ilustradora que aprecio mucho, Britta Teckentrup , os quiero enseñar Las 4 estaciones desde el gran Árbol . Encuentro fascinante la poesía con la que cuenta en sus álbumes ilustrados la vida, siempre desde perspectivas diferentes. Este es el primer libro suyo que he conocido. En cada página el árbol cambia, junto con todo lo que lo rodea,  sin embargo en cada una de ellas la vida queda al centro de la imagen, transformada por el tiempo y sin embargo siempre presente. No solo la vida del árbol cambia conforme pasan las estaciones, también la de todos los animales que viven en sus ramas y en su tronco. Un libro, además en rima, que captura la atención con los detalles que enseña y apasiona con su sencillez. 

Creo que también es una buena ocasión para presentar esta colección. El libro dedicado al otoño, que guarda sus colores y ambiente cálido, es una buena compañía en una tarde lluviosa o por la noche antes de dormir. El seto de las zarzas: Cuento de otoño es un clásico otoñal, escrito por Jill Barklem. La colección, una historia por cada estación, cuenta la vida de un maravilloso mundo color pastel y de los ratoncitos que lo habitan. Aunque se trate de álbumes ilustrados, su tamaño reducido los hace cómodos para llevarlos de viaje o leerlos en la cama.  


Como decía al principio de este post, las estaciones intermedias tienen un encanto peculiar. El encanto de dilatar el tiempo y mostrarnos la vida que brota, a pesar del y gracias al tiempo. Hace falta atención para captar los colores, los olores, los ruidos que forman parte de cada una de sus fases. Hace falta paciencia para aprender a observar y apreciar. Deberíamos aprender la atención para cultivar la sorpresa, la curiosidad, el respeto. Aprender a aburrirnos, para descubrir que la vida es llena también cuando no la llenamos de actividades. A veces eso puede abrir la mente más que una respuesta interesante.  

Libri sull'autunno: del tempo che trasforma le cose mentre pensiamo di annoiarci

 


Questo è ormai il sesto anno che vivo a Barcellona e non ho dubbi sul fatto che l'autunno sia la sua stagione migliore. Non c'è nulla di questo periodo che non apprezzi: la luce del sole è ancora calda e brillante, le foglie gialle, verdi e ramate si intonano perfettamente con i colori delle strade, l'odore delle caldarroste è sincronizzato con l'accendersi delle luci in strada nel tardo pomeriggio. La città si prepara all'inverno con un'esplosione di vita che mi incanta ogni anno. Credo anche, in generale, che le mezze stagioni offrano un'affascinante lezione sullo scorrere del tempo e sui cambiamenti, in modo specialmente poetico. È un peccato che stiano scomparendo.

Il concetto del passare del tempo è piuttosto difficile da spiegare ai bambini/alle bambine. Non si tratta solo di comprendere che i giorni si susseguono, si suddividono in 24 ore etc...Ma soprattutto di capire che il tempo scandisce delle fasi, agisce sul mondo e lo cambia costantemente. Un buon modo di iniziare però può essere educare all'osservazione, un esercizio utile a sviluppare un'abilità, a mio avviso, molto importante della personalità: l'attenzione. Sembra banale, visto che i bambini/le bambine di solito sono grandi osservatori/osservatrici, ma non si tratta solo di questo.

Per osservare con attenzione c'è bisogno di concentrazione e anche di molta pazienza, due qualità difficili da allenare oggi, in un mondo in cui le risposte sono a portata di smartphone e le giornate sono piene di attività. ATTIVITÀ. Questa è indubbiamente la parola che definisce meglio la quotidianità infantile oggi. Eppure, chacché se ne dica, di noia non è mai morto nessuno...anzi. 

Tornando all'autunno, o forse no, mi affascinano sempre molto i libri che trattano in generale il tema del passare del tempo e dei cambiamenti che produce. L'immagine che ho scelto per questo post viene da un albo di un'autrice che apprezzo molto, Beatrice Alemagna, intitolato Un grande giorno di niente . Non tratta precisamente dell'autunno, anche se la scelta dei colori delle illustrazioni, meravigliose, me lo ricorda tanto. E poi il protagonista si trova a passeggiare in un bosco, uno dei luoghi preferiti dell'autunno. E ci si trova proprio perché annoiato e la noia (sí, a volte lo fa) risveglia la curiosità, l'attenzione. E allora appaiono gli alberi con le loro foglie tutte diverse, i funghi cresciuti come piccole colonie negli angoli più riparati, l'odore della terra, lo specchio d'acqua in cui vede affondare il suo videogioco. Lo dimentica quasi subito. Et voilà! Ecco l'autunno, ecco la noia, ecco il tempo che passa e lascia che le cose cambino, scompaiano, nascano, ritornino, in forme differenti, eppure le ricorda, le ricorda come se le avesse già viste, annusate, toccate, lontane, indietro, nel tempo, poi qui, ora. Senza parlare della cioccolata calda una volta tornato a casa, quale miglior modo di concludere una giornata.. o un racconto. Un libro sull'autunno, forse sui cambiamenti, del bosco e di noi stessi/e, ma anche sul tempo che a volte sembra non passare mai e altre invece è già passato... ma quando? 

Della stessa autrice e sui cambiamenti legati al tempo (ma non solo), consiglio anche Le cose che passano più immediato e adatto a qualsiasi età, rispetto al primo (un po' più lungo). Spesso succede coi libri infantili che leggendoli ci viene voglia di comprarli per noi, o per qualcuno che conosciamo e che ci è venuto/a in mente leggendo. Se vi succede, fatelo! A volte in un libro per bambini/e si trovano pensieri semplici, così semplici che ci sono sfuggiti. E a volte per tornare a comprenderli basta girare la pagina di un libro. Vi invito a leggere anche l'intervista fatta all'autrice, pubblicata sulla pagina della casa editrice, per chi volesse saperne di più su di lei e su questo libro: 
Seguendo la linea dei cambiamenti e del passare del tempo, c'è un libro chiamato Albero di Britta Teckentrup. Trovo affascinante la poesia con cui quest'illustratrice racconta negli albi illustrati la vita, sempre da prospettive differenti. Questo è il primo libro suo che ho conosciuto: racconta il passare del tempo attraverso un albero. In ogni pagina l'albero cambia, insieme a tutto ciò che lo circonda, eppure in ognuna di esse la vita resta al centro dell'immagine, trasformata dal tempo eppure sempre presente. Non solo la vita dell'albero cambia col passare delle stagioni, anche quella di tutte le creature che vivono attorno all'albero, sui suoi rami e perfino nel suo tronco. Un libro, peraltro in rima, che cattura l'attenzione attraverso i dettagli che offre e appassiona con la sua semplicità. 

È anche una buona occasione per presentare questa collezione. Il racconto sull'autunno, che ne ricorda l'atmosfera accogliente e i colori, una buona compagnia in un pomeriggio di pioggia o la sera prima di addormentarsi, I Racconti di Boscodirovo. Storia d'Autunno è senz'altro un classico immancabile, adesso disponibile anche nella versione laminata oro in occasione del suo 40esimo anniversario. L'autrice di questa collezione Jill Barklem, una storia per ogni stagione, racconta la vita di questo piccolo meraviglioso mondo di topolini dai colori pastello. Anche se si tratta di albi illustrati il formato ridotto li rende comodissimi da portare in viaggio o da leggere a letto prima di dormire. 

Come dicevo all'inizio di questo post, le mezze stagioni hanno un fascino particolare. Il fascino di dilatare il tempo e mostrarci la vita che germoglia, nonostante e grazie al tempo. Ci vuole attenzione per cogliere i colori, gli odori, i rumori che fanno parte di ogni sua fase. Ci vuole pazienza per imparare a osservare e per saper apprezzare.  Dovremmo imparare l'attenzione per coltivare lo stupore, la curiosità, il rispetto. Imparare ad annoiarci, per scoprire che la vita è piena anche quando non la riempiamo di attività. A volte questo può aprire la mente più di una risposta interessante. 

domingo, 12 de septiembre de 2021

Leggere d'estate: l'avventura nell'avventura! Appunti di fine vacanze

D'estate non importa se si è adulti/e o bambini/e, in ferie o no, amanti della lettura o no. L'arrivo di questa stagione risveglia la voglia di uscire dalla propria vita e scoprirsi protagonisti/e di altre, in luoghi esotici o semplicemente nuovi. Se poi si ha la fortuna di potersi godere anche solo qualche giorno di relax senza orari da rispettare, distanze da percorrere, visite programmate, escursioni da fare, allora si ha anche l'occasione di potersi immergere nella lettura con la massima libertà, di lanciarsi nelle trame più intricate senza paura di dimenticare i dettagli della storia. Un'occasione che, da buona lettrice, cerco di non farmi mai scappare e a cui mi preparo con molta cura.

Ogni anno la scelta del libro da portare in vacanza inizia con molto anticipo e, vi dirò, fino all'ultimo momento i piani possono cambiare. Quest'anno però avevo abbastanza chiare le idee su "dove andare" una volta in ferie. Ho trovato questo libro per caso, anzi, come spesso succede, è stato lui a trovare me  (grazie, tra l'altro, al mio libraio di fiducia). Si tratta di un romanzo basato su una spedizione artica di metà Ottocento, una delle tante che la marina inglese organizzò per aprire il tanto anelato passaggio a Nord Ovest. È in parte una storia vera, anche se, com'è ovvio, pochi sono i dettagli lasciati nei documenti ritrovati a posteriori. L'autore ha abilmente ricucito questa durissima e infelicissima impresa usando il filo del fantastico e trasformando l'insieme di diari di bordo frammentati di una ciurma troppo ambiziosa e ingenua in un'avventura dai toni cupi e violenti al contempo affascinante e agghiacciante. Era da tanto che non leggevo un romanzo ambientato in mare (anche se in questo caso era per lo più ghiacciato) e soprattutto che non leggevo un libro così lungo e denso. Ma ha superato di gran lunga le mie aspettative, tanto che ho faticato a sfogliarne le ultime pagine (chi ama la lettura sa a cosa mi riferisco: a volte è difficile accettare l'arrivo della fine della storia, ci si sente impreparati a lasciar andare quel mondo).

Insomma, nonostante le ferie calde e più corte del solito, quest'anno sono tornata al lavoro col ghiaccio abbagliante negli occhi, l'odore della salsedine e del corpo umano castigato dalla fatica e dalle intemperie nel naso, il sapore del rum e della marmellata gelosamente centellinata tra un pasto in scatola e una galletta ammuffita in bocca e la meraviglia dell'aurora boreale nella mente. Sento un insolito brivido provocato da freddo misto a paura quando ricordo le afose giornate di agosto in cui, nel silenzio tranquillo della spiaggia, il vento ghiacciato mi sferzava il viso nel buio costante della notte artica.

Sarebbe bello poter associare ad ogni estate passata l'avventura letta in un libro. Ne ricordo solo alcune purtroppo: la prima, senza dubbi, raccontata dalla voce paziente di mia madre nel lettone affianco a me, alla luce gialla della lampada del comodino, col rumore del mare che entrava dalla porta-finestra. Un'avventura fatta di lontre, civette e  scoiattoli, fra boschi e fiumi sotto il cielo notturno della natura selvaggia. E poi, come no, la prima che mi sono raccontata da sola, un'estate in viaggio con "Il Battello a Vapore", nel silenzio pomeridiano di casa quando tutti erano al mare e con una scusa riuscivo a restare sola per un po'. Fino a quell'agosto in cui conobbi un ragazzino di nome Harry Potter, che aveva molto più che poteri magici e che mi ha fatto compagnia in tante e tante altre avventure negli anni a seguire. E poi i gialli, le leggende di pirati, le letture obbligatorie del liceo (chissà come sono riuscita a finire "Il trionfo della morte" d'estate in piena adolescenza).  

La mia proposta allora è di riuscire negli anni a venire a ricordare i libri che accompagneranno le mie estati, partendo da questo lungo romanzo, che consiglio a chi si sente temerario/a e ha voglia di mettersi alla prova e sfidare le pagine (786), il gelo, la fame, la stanchezza, la paura.. e scoprire quanto lontano possiamo arrivare.



[cliccando sulla copertina potrete saperne di più...anche sulla mia libreria di fiducia, che consiglio vivamente a chi non ne ha già una.]








lunes, 7 de junio de 2021

Contar la muerte (y la vida): el papel de un libro...¡y de una librera!

Antes de trabajar en una librería infantil creía que los cuentos debiesen solo fomentar la imaginación, hacer vivir aventuras, enseñar lugares, culturas, posibilidades desconocidas, abrir la mente. Sigo pensándolo, desde luego, pero he descubierto que detrás de un libro hay mucho más que eso. 

Para empezar, me he enterado de cuánto los adultos entramos en crisis por ciertas preguntas de l@s niñ@s. Sin embargo, ya a partir de los 3 años hacen preguntas a las que cuesta bastante contestar, sobre todo cuando perciben que algo fuerte está pasando o ha pasado en su entorno, afectando a quienes les rodean . Pues, a veces un libro puede servir como una herramienta, puede enseñar palabras para expresar algo que antes no sabíamos, puede regalar la posibilidad de comunicar ( y no solo a l@s niñ@s, más bien con ell@s). 

En el último año y medio, también debido a esta nueva forma de vivir y de "con-vivir" con l@s demás, a menudo me llegan a la librería padres y madres preocupad@s que no saben cómo abordar temas como el de la muerte o de la ausencia de un ser querido.
 
¿Por qué una persona cercana, querida, un día desaparece de nuestra vida y no volveremos a verla? 

¿Qué pasa si una enfermedad poco a poco transforma a alguien que conocemos hasta consumirlo y, por fin, apagarlo? 

¿Qué es la muerte y cómo sabemos que no estamos a punto de morir? 

 ¿Dónde vamos cuando morimos, en qué nos volvemos, cuándo pasa y por qué? 

Las preguntas son múltiples y parece imposible encontrar una respuesta que no sea falsa, pero tampoco demasiado cruda, satisfactoria, pero no detallada, reconfortante, pero no disfrazada. 
Un lío también para quienes, como yo, en principio solo se dedican a vender libros. 
Pero vamos con orden. Primero, centrarse en la pregunta ayuda a mejor definir cuál es el origen de la inquietud: saber qué puede causar la muerte, si existe de un lugar al que ir cuando se muere, el dolor por una pérdida, la preocupación por alguien que no está bien y etc...
Es importante, tanto para mí como librera como para l@s papás y mamás, saber por dónde empezar para ir escogiendo la mejor opción. Teniendo eso claro, el siguiente paso es tener cuidado. Porque cuando un@ niño hace preguntas lo que se espera no es un libro que le de una respuesta. Intento siempre dejarlo muy claro, porque mi trabajo tampoco es vender la solución (o la respuesta) a una cuestión. El libro puede abrir paso, introducir un tema y proponer una lectura. Pero hay que tener en cuenta que también puede hacer que surjan nuevas preguntas, nuevas dudas, nuevas inquietudes. Es decir, la respuesta reconfortante deberá llegar siempre de l@s padres/madres, no del libro. 
Bien, entonces la pregunta que siempre pongo a mis client@s es: ¿cuál es la respuesta que os gustaría transmitir? 
A partir de aquí ¡empieza mi trabajo! 
La cantidad de libros disponibles hoy en el mercado para tratar una temática tan delicada es sorprendente y, en mi opinión, no existen libros mejores que otros. Es una cuestión de necesidades y de gustos y sería imposible incluir todos en un único post. Me gustaría entonces empezar por la familiarización con la idea de la muerte, un proceso que a través de los libros puede ayudar a establecer un diálogo y también a construir nuevos puntos de vista. Los seis libros que os presento aquí abajo tratan de formas muy diferentes de hacer que la idea de la muerte, del fin de la vida, entre en la conciencia de l@s niñ@s de forma explícita. Porque si ya a partir de los 3 años esa idea existe en nuestra cabeza de forma implícita (por ejemplo cuando jugando se exclama "¡Te he matado!", "¡Has muerto!" etc..), comprenderla y convivir con ella puede ser muy complicado, sobre todo cuando entra en contacto directa o indirectamente con nosotr@s o con nuestros seres queridos.
 No soy partidaria de poner una edad recomendada para los libros a priori, es muy difícil definir la edad exacta para la lectura de un libro, así que las que he indicado sirven solo como orientación, en sentido absolutamente no estático. Cada niñ@ es un mundo, como cada libro.   


Estos dos cuentos son accesibles ya a partir de los 4 años y tratan situaciones muy específicas, en cuanto los protagonistas son miembros concretos de la familia y sus muertes vienen descritas a través de una perspectiva totalmente infantil. La isla del abuelo nos lleva a vivir una aventura con Leo y su abuelo en una fantástica isla exótica. Aunque al final del viaje Leo tendrá que decirle adiós a su abuelo, que se quedará en la isla, siempre se les quedarán los recuerdos de sus aventuras y sabrá que él, ahora, está en un lugar maravilloso. La abuela durmiente, en cambio, describe con ternura e ingenuidad los cambios que algunas enfermedades producen antes de la llegada de la muerte, representada como un sueño sin sueños, tranquilo y sereno. [Cuidado con estos libros, pueden ser muy útiles para ayudar a l@s niñ@s a entender lo que está pasando o que acaba de pasar,en un contexto específico, pero también pueden conllevar muchas preguntas, sobre la probabilidad de perder más seres queridos o sobre el lugar en el que se va cuando se muere, entre otras.] 


He conocido estos dos libros gracias a una compañera que trabajaba como payasa voluntaria en un reparto infantil de un hospital. Pero también tienen en común el hecho de que sus protagonistas no son seres humanos, algo que puede resultar muy útil para limitar la identificación y reducir la presión hacia el tema. En el caso de El pato, la muerte y el tulipán no creo que se pueda definir una franja de edad específica a la que se dirija: el pato protagonista descubre un día esa extraña presencia, la muerte, que le sigue paciente y sabe que, al final, se la llevará consigo. De forma muy sutil y para nada angustiosa el libro describe cómo el pato se acostumbra a la presencia de la muerte sin temerla y cómo, inevitablemente, al final del cuento la muerte coge entre sus brazos el cuerpo sin vida del pato para dejarlo fluir en un río. Y la vida sigue adelante. En cambio, El árbol de los recuerdos perfectamente proponible ya a partir de los 5 años, es la historia de un zorro muy cansado, que después de una vida larga y feliz se duerme en el bosque, para siempre. Los otros habitantes del bosque, que la echan de menos, poco a poco encuentran consuelo en los recuerdos que guardan del zorro y, compartiéndolos, dan vida a una planta, justo donde yacía el cuerpo del zorro. Una planta que se convierte en árbol, con raíces fuertes en el suelo y ramas que suben hasta el cielo(una metáfora no casual). [En estos libros ya no está la percepción infantil en el centro de las historias, si no que se explora la conciencia de la muerte, la aceptación de ella por parte de un@ mism@ y la paz con la que, junto con la tristeza desde luego, se puede enfrentarse a ella.] 


Esta pareja de libros, Soy la muerte y Soy la vida, generalmente recomendados a partir de 6 años, acompañan a l@s lector@s a descubrir los seres vivientes, describiendo las etapas que desde el nacimiento, a través del crecimiento, los llevan finalmente a la muerte, una etapa natural más de la que son conscientes desde el principio. Además de las ilustraciones maravillosas y la poesía en el texto,  me ha asombrado la delicadeza y la firmeza con la que pasean entre miedos y dudas que rodean tanto la vida como la muerte, transmitiendo una insólita serenidad. Personalmente, recomiendo la lectura de ambos a la vez, no necesariamente en un momento crítico o relacionado con una pérdida. [El mensaje que tratan de transmitir es que hay una continuidad entre vida y muerte, que conviven y se suceden constantemente transformando los seres vivientes, todos, tal y como su naturaleza ha predispuesto. Creo que responden más bien a preguntas esporádicas sobre el ciclo de la vida, no tratan de enseñar un estado de ánimo en concreto, al contrario, proponen una visión general.]

Raccontare la morte (e la vita): il ruolo di un libro...e di una libraia!

Prima di lavorare in una libreria per bambini/e credevo che i racconti dovessero solo fomentare l'immaginazione, far vivere avventure, mostrare luoghi, culture, possibilità sconosciute, aprire la mente. Continuo a pensarlo, ovviamente, ma ho scoperto che dietro un libro si nasconde molto più di questo. 

Per cominciare, mi sono accorta di quanto le domande dei bambini e delle bambine possono mettere in crisi noi adulti. Eppure già dai 3 anni i bimbi/le bimbe fanno domande  piuttosto impegnative a cui rispondere soprattutto quando percepiscono che qualcosa di importante sta succedendo o è appena successo intorno a loro, influenzando chi li circonda. Beh, a volte un libro può essere uno strumento, può insegnare parole per esprimere qualcosa che prima non si sapeva, può regalare la possibilità di comunicare (non solo ai/alle bambini/e, ma anche con loro). 

Nell'ultimo anno e mezzo, anche a causa di questa nuova forma di vivere e di "con-vivere" con gli altri, spesso e volentieri mi arrivano richieste d'aiuto da parte di genitori preoccupati che non sanno come affrontare temi come quello della morte o dell'assenza di una persona cara. 

Perché una persona vicina, amata, un giorno scompare dalla nostra vita e non la rivedremo? 

Che succede quando una malattia lentamente trasforma qualcuno che conosciamo fino a consumarlo e infine spegnerlo? 

Cos'è la morte e come sappiamo che non stiamo per morire?

Dove andiamo quando moriamo, cosa diventiamo, quando succede e perché?

Le domande sono molteplici e sembra impossibile trovare una risposta che non sia falsa, ma neanche troppo cruda, soddisfacente. ma non dettagliata, rassicurante, ma non mascherata. 
Un disastro anche per chi, come me, a prima vista si dedica a vendere libri.
Ma andiamo con ordine. Prima di tutto, concentrarsi sulla domanda aiuta a definire meglio qual è l'origine dell'inquietudine: si può trattare di sapere che può causare la morte, se esiste un luogo in cui si va quando si muore, non riuscire a esprimere il dolore di una perdita, di preoccupazione per qualcuno che non sta bene e via dicendo...
È importante, sia per me come libraia che per i familiari, sapere da dove partire per decidere qual è la migliore opzione. Avendo questo chiaro, il prossimo passo è fare attenzione. Perché quando un@ bambin@ fa domande quello che si aspetta non è che un libro gli/le dia una risposta. Cerco sempre di essere chiara su questo punto perché il mio lavoro non è vendere una soluzione (o una risposta) a un quesito. Il libro può aprire una strada, introdurre un tema e proporne una lettura. Bisogna quindi tenere in considerazione che potrebbe far nascere nuove domande, nuovi dubbi, nuove inquietudini. In sostanza, la risposta, la rassicurazione, viene cercata nel genitore non nel libro. Dunque la domanda che pongo ai/alle clienti è: qual è la risposta che vi piacerebbe far arrivare?
A partire da qui, inizia il mio lavoro! 
La quantità di libri disponibili oggi sul mercato per trattare una tematica così delicata è sorprendente e, a mio avviso, non esistono libri migliori di altri. È una questione di necessità e gusti e sarebbe impossibile includerli tutti in un unico post. Mi piacerebbe allora partire dalla familiarizzazione con l'idea della morte, un processo che attraverso i libri può aiutare ad instaurare un dialogo ma anche a costruire nuovi punti di vista. I sei libri che ho scelto di presentarvi qui sotto cercano in modi molto diversi di fare in modo che l'idea della morte, della fine della vita, entri nella coscienza dei bambini e delle bambine in forma esplicita. Perché se già a partire dai 3 anni questa idea esiste nella nostra mente in maniera implicita (per esempio quando si esclama giocando "Ti ho ucciso!", "Sei morto!" etc..). comprenderla e convivere con questa può essere molto complicato, soprattutto quando entra in contatto diretto o indiretto con i nostri cari o con noi. Normalmente non approvo fissare una fascia d'età a priori per i libri, è molto difficile definire l'età esatta per la lettura di un libro, quindi quelle che ho indicato sono solo orientative e assolutamente non rigide. Ogni bambin@ è un mondo, come ogni libro.   

Questi due brevi racconti, accessibili già a partire dai 4 anni, trattano situazioni molto specifiche, in quanto i protagonisti sono dei membri concreti della famiglia e le loro morti vengono descritte attraverso una prospettiva totalmente infantile. L'isola del nonno ci porta all'avventura con Syd e suo nonno in una fantastica isola esotica. Anche se al termine del viaggio Syd dovrà dire addio al nonno che resterà sull'isola, porterà sempre con sè i ricordi delle loro avventure e saprà che il nonno, adesso, si trova in un luogo meraviglioso. La nonna addormentata d'altro canto, descrive con dolcezza e ingenuità i cambiamenti che alcune malattie producono prima dell'arrivo della morte,  rappresentata qui dal sonno senza sogni, disteso e sereno. [Attenzione con questi libri, possono essere molto utili per aiutare i/le bambini/e a capire cosa sta succedendo o è appena successo in un contesto specifico, ma possono suscitare tante domande, sulla probabilità di perdere altri familiari o su dove si va quando si muore, per esempio.] 

Ho conosciuto questi libri grazie a una collega che lavorava come pagliaccia volontaria in un reparto infantile d'ospedale. Ma li accomuna anche il fatto di non avere per protagonisti esseri umani, cosa che può aiutare in certi casi a limitare l'identificazione nella storia e ridurre la pressione sul tema. Nel caso de L'anatra, la morte e il tulipano non credo si possa definire una fascia d'età a cui sia adatto: l'anatra protagonista scopre un giorno questa strana figura, la morte, che la segue paziente e sa che, alla fine, la porterà via con sè. In modo sottile e per nulla angosciante il libro descrive come l'anatra si abitua alla presenza della morte senza temerla e come, inevitabilmente, alla fine la morte prende fra le braccia il corpo dell'anatra senza più vita per lasciarlo alla corrente di un fiume. E la vita va avanti. In cambio, L'albero dei ricordi, perfettamente proponibile già dai 5 anni, è il racconto di una volpe ormai stanca, che dopo una vita lunga e felice si addormenta per sempre in una radura. Gli animali del bosco, che sentono la sua mancanza, poco a poco trovano conforto nei bei ricordi che conservano della volpe e raccontandoseli, danno vita ad una pianta, proprio nel punto in cui volpe si era addormentata. Una pianta che diventa un albero, con radici salde nel suolo e rami volti al cielo (una metafora non casuale). [In questi libri la percezione infantile non è più al centro delle storie, ma si esplora la coscienza della morte, l'accettazione di questa da parte di chi la trova e la pace con cui, insieme alla tristezza oviamente, si può affrontarla.]


Questa coppia di libri, Io sono la vita e Sai chi sono io? (ne esiste anche un terzo intitolato Io sono la morte), generalmente consigliati a partire dai 6 anni, accompagnano i lettori/le lettrici alla scoperta degli esseri viventi, descrivendone il percorso che dalla nascita, attraverso la crescita, li porta alla morte, una tappa naturale di cui sono coscienti fin dal principio. A parte le illustrazioni meravigliose e la poesia nel testo, ne ho apprezzato la delicatezza e la fermezza con cui passeggiano tra le paure e i dubbi che circondano la vita e la morte trasmettendo un'insolita serenità. [Il messaggio che cercano di trasmettere è che c'è una continuità tra vita e morte, che convivono e si susseguono costantemente trasformando tutti gli esseri viventi così come la loro natura ha predisposto. Credo rispondano a domande sporadiche sul ciclo della vita, non cercano di mostrare uno stato d'animo concreto, al contrario, propongono una visione generale.] 


A mio avviso, è un peccato classificare i libri per tematica. Nel caso dei libri che trattano la morte spesso si finisce per bollarli come inadatti, tristi, spaventosi, deprimenti, lasciando completamente in disparte le meraviglie che raccontano della vita, dell'affetto che lega le persone (o gli animali), della bellezza della natura che si trasforma continuamente. 

martes, 11 de mayo de 2021

¡Piratas y horizontes infinitos!

 


Protagonistas de infinitas peripecias, desde los graciosos personajes de los cuentos de hadas, pasando por los valientes aventureros de las novelas juveniles, hasta los despiadados y fascinantes navegantes de la literatura para adultos, ¡no se puede escapar de los piratas! Tod@s hemos soñado con surcar los mares, abrir cofres llenos de oro y joyas preciosas, abandonar puertos seguros rompiendo corazones y luchar con espada y sombrero en el puente de un barco tambaleante en el mar agitado. Las historias sobre piratas son un clásico imperecedero

Mh. 

Aquí y en Alemania, más que en Italia en mi opinión, el mundo editorial (y no solo) se esfuerza mucho para superar los estereotipos que los clásicos imperecederos vuelven a proponer a cada edad. El del pirata, por ejemplo, siempre ha sido un personaje que, en el imaginario común, es preferentemente masculino, fuerte, aventurero, sin escrúpulos, un bruto. Sin contar, obviamente, con las excepciones, que tienden al cómico o al nostálgico. 

Sin embargo, últimamente hay una gran variedad de piratas en los libros infantiles: niñas, abuelas, piratas con miedo, gat@s, perr@s, osit@s etc. En la librería la colección de aventuras de Daniela Pirata , una niña que, en el primer libro, deberá superar una serie de pruebas de fuerza y valentía para que la tripulación de hombres piratas, acabe aceptando que ella también es una de ellos, es sin duda uno de nuestros más vendidos. 
Hace tiempo un papá me pidió ayuda para buscar un libro que ayudase a explicar la igualdad de género a su hija. Para la edad de la niña nos limitamos, en tema piratas, a mirar, además de DanielaSmall Saul (editado por Takatuka en castellano y catalán) y El pequeño pirata Serafín , las historias de dos niños que, como Daniela, vienen discriminados por otros piratas antes de demostrar que merecen su consideración (ambas historias acompañan el nombre del protagonista al adjetivo "pequeño": ¿una casualidad?).

La conclusión a la que llegamos fue que hay personajes piratas de todo tipo, pero cada uno de ell@s debe chocar con con su ser diferentes del "Pirata". Pues, aquí está la igualdad: ambos géneros pueden encontrarse, lamentablemente, en la situación de no sentirse "lo suficiente". ¿Podemos considerarlo un paso adelante? En parte. Depende de cuál es el mensaje que queremos transmitir. 
Porque estas historias nos hablan de personajes no convencionales, pero, en el fondo, lo hacen sin dejar de imponer, sutilmente, un estereotipo. Todo el mundo puede ser pirata, ¡libertad! Pero, cuidado, el "Pirata" es un hombre, fuerte, bruto y aventurero.  
  
Considero un gran paso adelante el hecho de que en un cuento se parta de un estereotipo para, dentro la misma historia, llegar a superarlo. Pero creo que estamos aun muy lejos de poder enseñar a l@s niñ@s la igualdad y, sobre todo, la diversidad a través de los cuentos. Hoy se han abierto las puertas a la variedad, pero queda imprescindible una especificación: este personaje está actuando de forma diferente.  

De momento, es así como, la mayoría de las veces, veo la diversidad en los estantes de las librerías infantiles: borrada, finalmente, pero en negrita, para que destaque. 

Pirati e orizzonti infiniti!





Protagonisti di infinite peripezie, dai buffi personaggi delle favole, passando per i coraggiosi avventurieri dei romanzi giovanili, fino agli spietati e affascinanti navigatori della letteratura per adulti, non c'è scampo dai pirati!  Tutti/e abbiamo sognato di solcare i mari, aprire forzieri pieni d'oro e gioielli, abbandonare porti sicuri infrangendo cuori e combattere con spada e cappello sul ponte traballante di una nave in tempesta. Le storie sui pirati sono un classico intramontabile della letteratura.

Mh. 

Qui e in Germania, più che in Italia a mio avviso, il mondo editoriale (e non solo) fa grandi sforzi per superare gli stereotipi che i classici intramontabili ripropongono a tutte le età. Quella del pirata, ad esempio, è sempre stata una figura che, nell'immaginario comune, è preferibilmente maschile, forte, con carattere avventuroso, senza scrupoli, rude. Senza contare, ovviamente, le eccezioni, tendenti al comico o al nostalgico. 

Tuttavia ultimamente troviamo un'ampia scelta di pirati di ogni sorta: bambine, nonne, fifoni, gatti, cani, orsetti e via dicendo. In libreria la serie di avventure di  Daniela la pirata, una bambina che, nel primo racconto dovrà superare una serie di prove di forza e coraggio prima che la ciurma di pirati, tutta al maschile, finalmente accetti che anche lei è una pirata, è senz'altro tra i nostri albi più venduti. 

Qualche tempo fa mi sono trovata con un papà alla ricerca di un libro che lo aiutasse a spiegare l'uguaglianza di genere a sua figlia. Per l'età della bambina ci siamo limitati, in tema pirati, a sfogliare, oltre Daniela, Small Saul (di cui mi pare non esista una traduzione italiana) e Il piccolo pirata Serafino, due bambini che, per motivi differenti, si trovano, come Daniela, ad essere rifiutati da altri pirati prima di riuscire a dimostrare di meritare la loro considerazione (entrambe le storie, nel titolo, fanno seguire accompagnano il nome del protagonista a "piccolo": un caso?).

Insomma, la conclusione a cui siamo arrivati è stata che abbiamo personaggi pirata di ogni tipo eppure ognuno di loro deve scontrarsi con il loro essere diversi dal "Pirata". Ecco, maschi e femmine possono trovarsi, purtroppo, nella spiacevole situazione di non essere considerati "abbastanza". Possiamo considerare questo un superamento di uno stereotipo? In parte. Tutto dipende da qual è il messaggio che vogliamo trasmettere. Perché queste storie ci parlano di personaggi non convenzionali ma, velatamente, non smettono di riaffermare la validità dello stereotipo. Tutti/e possiamo essere pirati, libertà! Pero attenzione, non dimenticate che il "Pirata" è un uomo,  forte, rude e avventuroso. 
  
Considero un grande passo avanti il fatto che da uno stereotipo si arrivi, attraverso lo stesso racconto, al suo superamento. Però credo che siamo ancora lontani dal poter insegnare ai bambini e alle bambine l'uguaglianza e, soprattutto, la diversità attraverso le favole. Oggi sono aperte le porte alla varietà, ma resta necessaria la specificazione: questo personaggio sta agendo in modo diverso.  

Ecco, per il momento sugli scaffali di libri dedicati ai bambini e alle bambine è così che, quasi sempre, fa capolino la diversità: cancellata, finalmente, però in grassetto, perché sia visibile. 




domingo, 2 de mayo de 2021

La paura condivisa: un lettore indeciso e una libraia dubbiosa

Ieri, in occasione del ! maggio, festa di lavoratori/lavoratrici, la libreria è rimasta chiusa. 

Il sabato in negozio di solito coppie e famiglie si alternano durante la giornata. La mattina per lo più di fretta, in cerca del regalo dell'ultimo momento prima del pranzo con amici o parenti. Il pomeriggio con più calma, di solito anche con i bambini. La giornata scorre fra capricci disperati, genitori indecisi, coppie che si tengono per mano occupando il corridoio e grandi dilemmi che mi si propongono inaspettatamente. Come qualche mese fa, quando un sabato mattina è entrata una famiglia mista: papà tedesco, mamma spagnola, due figli. 

In generale i nostri piccoli lettori/lettrici tedeschi sono più autonomi nella scelta dei libri rispetto agli spagnoli. Non c'è nessun tipo di statistica ufficiale al riguardo, solo la mia esperienza personale. Sfogliano i libri in solitudine, consultano i genitori e infine portano personalmente in cassa quello/i che acquisteranno. Un fenomeno curioso e, tuttavia, difficile da motivare. 

Mentre ero al pc, comunque, vengo interrotta: 
- Questo libro fa paura? 
Alzo lo sguardo, il più grande mi stava porgendo una copia di Die Dunkelheit der Drachen, un fantasy il cui protagonista, un bambino pifferaio, cerca di liberare il mondo dal Pifferaio di Hamelin che fa sparire draghi e bambini.
Resto un attimo in silenzio. I libri sono classificabili in mille modi diversi: età, genere, edizione etc. Ma la verità è che ogni lettore/lettrice ha tempi, idee e gusti diversi. 
Cosa intende un/a bambino/a per pauroso, divertente, avventuroso, facile, noioso, complesso, leggero? In definitiva, un mistero che è compito mio risolvere.
- Dipende. Cosa diresti che fa paura?
Lui ci riflette, nel frattempo andiamo insieme verso lo scaffale da cui aveva preso il libro. 
- Per esempio, Harry Potter l'ho trovato molto spaventoso. 
Cerco di sondare un altro po' il terreno e scopro che non si riferisce agli ultimi libri, più grotteschi e drammatici, ma proprio al primo. Do uno sguardo alla sezione "6 - 9 anni", corrispondente alla sua età, ma ha già letto tutti quelli che gli propongo e anche qualcuno dei raccomandati a partire dai 10 anni. Dunque "6-9 anni" troppo facili, "10-12 anni" troppo difficili. Succede spesso e ormai ho capito che non ha niente a che vedere con la nostra, o qualsiasi altra, classificazione.
Siamo stati una buona mezz'ora a consultare alternative.
Alla fine, ha deciso di optare comunque per la sua prima scelta.
- Facciamo così: inizialo e vedi come va. Se ti sembra spaventoso puoi sempre tornare qui e ne scegliamo un altro. 
Un accordo che permette a lui di andare via soddisfatto e a me di sentirmi in pace con me stessa. 

È importante che un libraio/una libraia abbia letto tutti i libri che vende? 
Sarebbe bellissimo, ma è quasi impossibile, anche in una libreria specializzata in cui la selezione è assai ridotta rispetto a una generalista. Soprattutto con bambini/e, la chiave sta allora nel riuscire a capire cosa cercano: localizzare la zona di comfort e cercare, magari, di ampliarne un po' i confini, aiutarli/e a scoprire qualcosa di nuovo. 
Che non si spenga la scintilla della curiosità, men che meno entrando in una libreria! 

[Comunque, ad oggi, il libro non è stato cambiato.] 



El miedo compartido: un lector indeciso y una librera dudosa

Ayer, día 1 de mayo, en ocasión del día de l@s trabajador@s la librería estuvo cerrada. 

El sábado en la tienda generalmente parejas y familias se alternan durante el día. Por la mañana, la mayoría de prisa, en búsqueda de un regalo de última hora antes de la comida con amig@s o familiares. Por la tarde con más calma y con los niñ@s también. El día pasa entre caprichos y rabietas desesperadas, padres dudosos, parejas que van de la mano ocupando todo el pasillo y grandes dilemas que se me presentan inesperados. Como hace unos meses, cuando un sábado por la mañana ha entrado una familia mixta: padre alemán, madre catalana, dos hijos. 

En general nuestr@s pequeñ@s lector@s aleman@s son más autónomos a la hora de escoger libros respeto a l@s de aquí. No hay ningún tipo de estadística oficial, hablo solo por experiencia personal. Hojean los libros a solas, lo consultan con sus padres y finalmente traen al mostrador lo/los que van a comprar. Un fenómeno curioso y, sin embargo, difícilmente explicable. 

Mientras estaba al ordenador, alguien me interrumpe: 
- ¿Este libro da miedo? 
Levanto la mirada: el mayor de los hijos me estaba enseñando una copia de Die Dunkelheit der Drachen, un fantasy cuyo protagonista, un niño flautista, trata de salvar el mundo del Flautista de Hamelin que hace desaparecer dragones y niñ@s.
Me quedo un momento en silencio. Hay mil formas de clasificar los libros: por edad, género, edición etc. Pero la verdad es que cada lector y lectora tiene sus tiempos, ideas y gustos peculiares. 
¿Qué entiende un@ niñ@ con miedoso, divertido. aventurero, sencillo, aburrido, complicado, ligero? En definitiva todo un misterio, que, sin embargo, es mi tarea resolver.
- Depende. ¿Qué dirías tú que da miedo?
Él se lo piensa y mientras tanto volvemos a la estantería de la que había cogido el libro. 
- Por ejemplo, Harry Potter me ha dado mucho miedo. 
Intento sondear más y descubro que no se refiere a los últimos libros, más grotescos y dramáticos, sino que justamente al primero. Echo un vistazo a la sección "6-9 años", correspondiente a su edad, pero ya ha leído los que le propongo y también algunos de los recomendados a partir de 10. Es decir, "6-9 años" demasiado sencillos, "10-12 años" tal vez demasiado complicados. Pasa a menudo y ya me he dado cuenta de que no tiene nada que ver con nuestra, o cualquier otra, clasificación. Tal vez simplemente no se debería fijar una edad para leer un libro.
Nos hemos quedado una media hora más buscando alternativas.
Finalmente, ha decidido quedarse con su primera elección.
- Hacemos una cosa: tú empiézalo y a ver qué tal. Si te das cuenta de que te da miedo puedes volver aquí y te lo cambiaré por otro.  
Un acuerdo que le permite a él irse satisfecho y a mí de sentirme en paz conmigo misma. 

Es importante que un@ librer@  se haya leído todos los libros que vende? 
Sería estupendo, pero es casi imposible, hasta en una librería especializada cuya selección es reducida respeto a una generalista. Sobre todo con l@s niñ@s la clave está, entonces, en llegar a entender qué buscan: definir su zona de comfort y tratar, quizás, de ampliar un poco sus límites, ayudándol@s a descubrir algo nuevo. 
¡Que no se apague la chispa de la curiosidad y menos en una librería!

[De todas formas el libro, hasta hoy, no ha sido devuelto.] 

miércoles, 28 de abril de 2021

It's always books o'clock ?

Ciao a tutti/e! 

 Comincia oggi la mia avventura in questo spazio che ho deciso di iniziare a costruire per raccontare le mie impressioni da libraia e i miei pensieri da lettrice. È che i libri sono sempre stati una costante nella mia vita, già prima di diventare oggetto del mio lavoro. Dalle favole, ai classici, fino ai romanzi contemporanei, non c'è stata una tappa della mia vita che non fosse accompagnata da un libro lì, sul mio comodino, nella mia borsa, sull'asciugamani in spiaggia, nella mia valigia. Una porta, tra l'altro di dimensioni e peso più che ragionevoli, sempre socchiusa affianco a me, per scivolare di tanto in tanto tra le sue pagine e nascondermici per un po'.  

È sempre un buon momento per una buona storia, per raccontarla a sé stessi/e o a qualcun altro. Serve solo la voglia di ascoltare. Una bella sfida per la nostra società, no? Per fortuna è qualcosa che si può imparare, soprattutto da piccoli/e. Forse per questo mi ha entusiasmato tanto iniziare a lavorare in una libreria infantile. In fondo, è lì che comincia la magia, dove tutte queste porte restano chiuse finché qualcuno decide di dargli una possibilità e lasciarsi trasportare. Poetico, vero?

In ogni caso, ci ho messo poco a capire che i miei e le mie clienti più che bambini/e,  sono padri, madri, familiari in generale, o anche amici e amiche. In altre parole adulti, che molte volte vengono in cerca di un libro "che finalmente l'appassioni alla lettura, perché per ora non le/gli piace per niente". Come se non fosse possibile che a qualcuno semplicemente non piaccia leggere.  

È curioso, no? La voglia di educare alla lettura scivola pericolosamente (senza volere, è chiaro) sulla tendenza a obbligare alla lettura. Come se fosse indispensabile per essere considerati/e non intelligenti, si badi bene, ma piuttosto intellettuali. Non ho ancora capito perché sia così importante esserlo, continuo a indagare e prometto di mantenervi aggiornati/e. In tutta sincerità non ricordo se già c'era questa tendenza quando ero piccola, anche se di certo oggi, per fortuna sia chiaro, si parla molto di più di letteratura per ragazzi/e. E tuttavia ancora non sono sicura che ci siano più bambini e bambine lettori e lettrici. Di certo ce ne sono meno nelle librerie. E questo non lo capisco. L'obiettivo dell'educare alla lettura dovrebbe essere aiutare bambini e bambine a costruire la loro relazione con i libri. Per quanto ne so, il primo stadio di qualsiasi relazione è quello fisico: forse non è così anche per i libri? 

Col tempo sono diventata dell'idea che questo va oltre il mio lavoro. Fondamentalmente perché succede fuori dalla libreria, prima di pensare di metterci piede. Ha a che fare con che cosa rappresenta un libro, prima che per i bambini e le bambine, per le loro famiglie e, in generale, per la società in cui vivono, in cui viviamo. 

La domanda che mi pongo allora come libraia non è come possiamo fare perché ai bambini e alle bambine piaccia leggere, ma piuttosto: come possiamo fare perché non finiscano per odiarlo? Il mio vuole essere un semplice invito alla riflessione e per questo propongo, agli adulti, questo manifesto di Gianni Rodari in cui, a mio avviso, si trova più di una risposta (a più di una delle domande poste finora, direttamente o indirettamente).




 Voglio allora che questo manifesto sia il punto di partenza di questo blog, che tratta di cosa sono i libri oggi e che possiamo farci.  

Per quanto mi riguarda, possono essere spunti per evadere (come ho già detto) e per imparare: a riflettere, sì, ma anche a sentire e a comunicare. Perciò confermo, è sempre l'ora dei libri! Però la relazione tra libro e lettore/lettrice è intima e personale, che non possiamo forzare né governare. Ognuno ha bisogno del suo tempo e del suo libro, tanto per cominciare. È necessario rispettare  entrambe e non solo come libraia/o. Può darsi che ci sia altro tempo e altri libri o magari ci sarà solo un libro in quell'unico momento. Non esiste un atteggiamento giusto verso la lettura, forse lo abbiamo dimenticato quando ci siamo convinti/e che la lettura è un'attività a senso unico, che non nasce da alcun tipo di relazione.

Eppure il piacere della lettura risiede, prima di tutto, nel godersi la bellezza di una storia, nel significato più ampio possibile di bellezza. Questo un lettore o una lettrice lo impara col tempo, attraverso il suo legame coi libri, dal primo albo illustrato al più crudo romanzo noir. Un@ librai@, in cambio, lo sa ed ha il dovere di continuare a guidare i suoi lettori e le sue lettrici nella ricerca di quella bellezza.  

Qui concludo il mio primo post. Una premessa, spero piacevole, su quello che ho intenzione di scrivere a partire da ora.  

Alla prossima! 

lunes, 26 de abril de 2021

It's always books o'clock ?

¡Hola a tod@s! 

 Comienza hoy mi aventura en este espacio que he decidido empezar a construir para contaros mis impresiones de librera y mis pensamientos de lectora. Es que en mi vida los libros han sido una constante ya antes de volverse parte de mi trabajo. Desde los cuentos de hadas, los clásicos hasta las novelas contemporáneas, no ha habido una etapa de mi vida sin que algún libro estuviese ahí, en mi mesita de noche, en mi bolso, en mi toalla en la playa, en mi maleta. Una puerta, además de tamaño y peso muy razonables, siempre medio abierta a mi lado, para deslizarme de vez en cuando entre sus páginas y esconderme un buen rato. 

Siempre es un buen momento para una buena historia, para contársela a un@ mism@ o a alguien más. Solo hacen falta ganas de escuchar. Un buen reto para nuestra sociedad, ¿no? Por suerte es algo que se puede aprender, sobre todo de pequeñ@s. Tal vez por eso me hizo tanta ilusión empezar a trabajar en una librería infantil. Al fin y al cabo, es allí donde empieza la magia, donde todas esas puertas quedan cerradas hasta que alguien decida darles una posibilidad y dejarse llevar. Poético, ¿verdad?

De todas formas, he tardado poco en darme cuenta de que mis client@s más que niñ@s,  son padres, madres, familiares en general, o incluso amig@s. Es decir, adult@s, que muchas veces vienen buscando un libro "que por fin le enganche a la lectura, porque es que no le gusta para nada". Como si no fuera posible que a alguien, simplemente, no le guste leer. O al menos, resulta sorprendentemente difícil de aceptar. 

Es curioso, ¿no? La voluntad de educar a la lectura resbala peligrosamente (sin querer es evidente) sobre la obligación a la lectura. Como si fuera imprescindible para ser considerad@ no inteligente, cuidado, más bien un o una intelectual. Aún no tengo claro por qué sea tan importante serlo, sigo investigándolo y prometo manteneros al tanto. En sinceridad no recuerdo si ya existía cuando yo era pequeña, pero seguramente hoy, por suerte, que quede claro, se habla mucho más de literatura infantil y aun así no estoy del todo segura de que haya más niñ@s lector@s. Seguramente hay menos en las librerías. Y eso no lo entiendo. ¡Si el objetivo de la educación a la lectura es ayudar a l@s niñ@s a construir una relación entre ell@s y los libros! Tengo entendido que el primer estadio de cualquier relación es el físico: ¿acaso no vale lo mismo con los libros? 

Con el tiempo me hecho la idea de que esto va más allá de mi trabajo, básicamente porque es algo que ocurre fuera de la librería, antes de pensar en pisarla. Tiene que ver con qué es un libro, antes que para l@s niñ@s, para sus familias y, por ende, para la sociedad en la que viven, en la que vivimos.

La pregunta que me pongo como librera, entonces, no es cómo podemos hacer para que leer guste a l@s niñ@s, si no más bien ¿Cómo podemos hacer para que no acaben odiándolo? La mía es una simple invitación a la reflexión y por eso os propongo, a l@s adult@s, este manifiesto de Gianni Rodari en el que, en mi opinión, se encuentran más de una respuesta (a más de una pregunta de las hasta aquí, directa o indirectamente, planteadas). 


 

Quiero entonces que este manifiesto sea el punto de partida para este blog, que va de qué son los libros hoy y de qué podemos hacer con ellos. 

En mi opinión, son ocasiones para evadir (como ya he dicho) y aprender: a reflexionar, sí, pero también a sentir y a comunicar. Por eso confirmo, ¡siempre es la hora de los libros! Pero la relación entre libro y lector o lectora es algo muy íntimo y personal, que no podemos forzar ni dirigir. Cada persona necesita su tiempo y su libro, para empezar. Hay que respetar ambas cosas y no solo como librer@s. Puede que haya más tiempo y más libros o puede que será un solo libro en ese único momento. No hay una actitud correcta hacia la lectura, tal vez es algo que hayamos olvidado cuando nos hemos convencido de que la de la lectura es una actividad de un único sentido que no surge de ninguna relación.

Sin embargo el placer de la lectura reside, ante todo, en disfrutar de una bella historia, en el sentido más amplio de belleza posible. Esto un@ lector@ lo aprende con el tiempo, a través de su propia relación con los libros, desde el primer álbum ilustrado hasta la más cruda novela negra. Un@ librer@, en cambio, lo sabe y tiene el deber de seguir guiando a sus lector@s en la búsqueda de esa belleza. 

Hasta aquí mi primer post. Una premisa, espero agradable, de lo que voy a escribir a partir de ahora. 

¡Hasta el siguiente!