lunes, 7 de junio de 2021

Contar la muerte (y la vida): el papel de un libro...¡y de una librera!

Antes de trabajar en una librería infantil creía que los cuentos debiesen solo fomentar la imaginación, hacer vivir aventuras, enseñar lugares, culturas, posibilidades desconocidas, abrir la mente. Sigo pensándolo, desde luego, pero he descubierto que detrás de un libro hay mucho más que eso. 

Para empezar, me he enterado de cuánto los adultos entramos en crisis por ciertas preguntas de l@s niñ@s. Sin embargo, ya a partir de los 3 años hacen preguntas a las que cuesta bastante contestar, sobre todo cuando perciben que algo fuerte está pasando o ha pasado en su entorno, afectando a quienes les rodean . Pues, a veces un libro puede servir como una herramienta, puede enseñar palabras para expresar algo que antes no sabíamos, puede regalar la posibilidad de comunicar ( y no solo a l@s niñ@s, más bien con ell@s). 

En el último año y medio, también debido a esta nueva forma de vivir y de "con-vivir" con l@s demás, a menudo me llegan a la librería padres y madres preocupad@s que no saben cómo abordar temas como el de la muerte o de la ausencia de un ser querido.
 
¿Por qué una persona cercana, querida, un día desaparece de nuestra vida y no volveremos a verla? 

¿Qué pasa si una enfermedad poco a poco transforma a alguien que conocemos hasta consumirlo y, por fin, apagarlo? 

¿Qué es la muerte y cómo sabemos que no estamos a punto de morir? 

 ¿Dónde vamos cuando morimos, en qué nos volvemos, cuándo pasa y por qué? 

Las preguntas son múltiples y parece imposible encontrar una respuesta que no sea falsa, pero tampoco demasiado cruda, satisfactoria, pero no detallada, reconfortante, pero no disfrazada. 
Un lío también para quienes, como yo, en principio solo se dedican a vender libros. 
Pero vamos con orden. Primero, centrarse en la pregunta ayuda a mejor definir cuál es el origen de la inquietud: saber qué puede causar la muerte, si existe de un lugar al que ir cuando se muere, el dolor por una pérdida, la preocupación por alguien que no está bien y etc...
Es importante, tanto para mí como librera como para l@s papás y mamás, saber por dónde empezar para ir escogiendo la mejor opción. Teniendo eso claro, el siguiente paso es tener cuidado. Porque cuando un@ niño hace preguntas lo que se espera no es un libro que le de una respuesta. Intento siempre dejarlo muy claro, porque mi trabajo tampoco es vender la solución (o la respuesta) a una cuestión. El libro puede abrir paso, introducir un tema y proponer una lectura. Pero hay que tener en cuenta que también puede hacer que surjan nuevas preguntas, nuevas dudas, nuevas inquietudes. Es decir, la respuesta reconfortante deberá llegar siempre de l@s padres/madres, no del libro. 
Bien, entonces la pregunta que siempre pongo a mis client@s es: ¿cuál es la respuesta que os gustaría transmitir? 
A partir de aquí ¡empieza mi trabajo! 
La cantidad de libros disponibles hoy en el mercado para tratar una temática tan delicada es sorprendente y, en mi opinión, no existen libros mejores que otros. Es una cuestión de necesidades y de gustos y sería imposible incluir todos en un único post. Me gustaría entonces empezar por la familiarización con la idea de la muerte, un proceso que a través de los libros puede ayudar a establecer un diálogo y también a construir nuevos puntos de vista. Los seis libros que os presento aquí abajo tratan de formas muy diferentes de hacer que la idea de la muerte, del fin de la vida, entre en la conciencia de l@s niñ@s de forma explícita. Porque si ya a partir de los 3 años esa idea existe en nuestra cabeza de forma implícita (por ejemplo cuando jugando se exclama "¡Te he matado!", "¡Has muerto!" etc..), comprenderla y convivir con ella puede ser muy complicado, sobre todo cuando entra en contacto directa o indirectamente con nosotr@s o con nuestros seres queridos.
 No soy partidaria de poner una edad recomendada para los libros a priori, es muy difícil definir la edad exacta para la lectura de un libro, así que las que he indicado sirven solo como orientación, en sentido absolutamente no estático. Cada niñ@ es un mundo, como cada libro.   


Estos dos cuentos son accesibles ya a partir de los 4 años y tratan situaciones muy específicas, en cuanto los protagonistas son miembros concretos de la familia y sus muertes vienen descritas a través de una perspectiva totalmente infantil. La isla del abuelo nos lleva a vivir una aventura con Leo y su abuelo en una fantástica isla exótica. Aunque al final del viaje Leo tendrá que decirle adiós a su abuelo, que se quedará en la isla, siempre se les quedarán los recuerdos de sus aventuras y sabrá que él, ahora, está en un lugar maravilloso. La abuela durmiente, en cambio, describe con ternura e ingenuidad los cambios que algunas enfermedades producen antes de la llegada de la muerte, representada como un sueño sin sueños, tranquilo y sereno. [Cuidado con estos libros, pueden ser muy útiles para ayudar a l@s niñ@s a entender lo que está pasando o que acaba de pasar,en un contexto específico, pero también pueden conllevar muchas preguntas, sobre la probabilidad de perder más seres queridos o sobre el lugar en el que se va cuando se muere, entre otras.] 


He conocido estos dos libros gracias a una compañera que trabajaba como payasa voluntaria en un reparto infantil de un hospital. Pero también tienen en común el hecho de que sus protagonistas no son seres humanos, algo que puede resultar muy útil para limitar la identificación y reducir la presión hacia el tema. En el caso de El pato, la muerte y el tulipán no creo que se pueda definir una franja de edad específica a la que se dirija: el pato protagonista descubre un día esa extraña presencia, la muerte, que le sigue paciente y sabe que, al final, se la llevará consigo. De forma muy sutil y para nada angustiosa el libro describe cómo el pato se acostumbra a la presencia de la muerte sin temerla y cómo, inevitablemente, al final del cuento la muerte coge entre sus brazos el cuerpo sin vida del pato para dejarlo fluir en un río. Y la vida sigue adelante. En cambio, El árbol de los recuerdos perfectamente proponible ya a partir de los 5 años, es la historia de un zorro muy cansado, que después de una vida larga y feliz se duerme en el bosque, para siempre. Los otros habitantes del bosque, que la echan de menos, poco a poco encuentran consuelo en los recuerdos que guardan del zorro y, compartiéndolos, dan vida a una planta, justo donde yacía el cuerpo del zorro. Una planta que se convierte en árbol, con raíces fuertes en el suelo y ramas que suben hasta el cielo(una metáfora no casual). [En estos libros ya no está la percepción infantil en el centro de las historias, si no que se explora la conciencia de la muerte, la aceptación de ella por parte de un@ mism@ y la paz con la que, junto con la tristeza desde luego, se puede enfrentarse a ella.] 


Esta pareja de libros, Soy la muerte y Soy la vida, generalmente recomendados a partir de 6 años, acompañan a l@s lector@s a descubrir los seres vivientes, describiendo las etapas que desde el nacimiento, a través del crecimiento, los llevan finalmente a la muerte, una etapa natural más de la que son conscientes desde el principio. Además de las ilustraciones maravillosas y la poesía en el texto,  me ha asombrado la delicadeza y la firmeza con la que pasean entre miedos y dudas que rodean tanto la vida como la muerte, transmitiendo una insólita serenidad. Personalmente, recomiendo la lectura de ambos a la vez, no necesariamente en un momento crítico o relacionado con una pérdida. [El mensaje que tratan de transmitir es que hay una continuidad entre vida y muerte, que conviven y se suceden constantemente transformando los seres vivientes, todos, tal y como su naturaleza ha predispuesto. Creo que responden más bien a preguntas esporádicas sobre el ciclo de la vida, no tratan de enseñar un estado de ánimo en concreto, al contrario, proponen una visión general.]

Raccontare la morte (e la vita): il ruolo di un libro...e di una libraia!

Prima di lavorare in una libreria per bambini/e credevo che i racconti dovessero solo fomentare l'immaginazione, far vivere avventure, mostrare luoghi, culture, possibilità sconosciute, aprire la mente. Continuo a pensarlo, ovviamente, ma ho scoperto che dietro un libro si nasconde molto più di questo. 

Per cominciare, mi sono accorta di quanto le domande dei bambini e delle bambine possono mettere in crisi noi adulti. Eppure già dai 3 anni i bimbi/le bimbe fanno domande  piuttosto impegnative a cui rispondere soprattutto quando percepiscono che qualcosa di importante sta succedendo o è appena successo intorno a loro, influenzando chi li circonda. Beh, a volte un libro può essere uno strumento, può insegnare parole per esprimere qualcosa che prima non si sapeva, può regalare la possibilità di comunicare (non solo ai/alle bambini/e, ma anche con loro). 

Nell'ultimo anno e mezzo, anche a causa di questa nuova forma di vivere e di "con-vivere" con gli altri, spesso e volentieri mi arrivano richieste d'aiuto da parte di genitori preoccupati che non sanno come affrontare temi come quello della morte o dell'assenza di una persona cara. 

Perché una persona vicina, amata, un giorno scompare dalla nostra vita e non la rivedremo? 

Che succede quando una malattia lentamente trasforma qualcuno che conosciamo fino a consumarlo e infine spegnerlo? 

Cos'è la morte e come sappiamo che non stiamo per morire?

Dove andiamo quando moriamo, cosa diventiamo, quando succede e perché?

Le domande sono molteplici e sembra impossibile trovare una risposta che non sia falsa, ma neanche troppo cruda, soddisfacente. ma non dettagliata, rassicurante, ma non mascherata. 
Un disastro anche per chi, come me, a prima vista si dedica a vendere libri.
Ma andiamo con ordine. Prima di tutto, concentrarsi sulla domanda aiuta a definire meglio qual è l'origine dell'inquietudine: si può trattare di sapere che può causare la morte, se esiste un luogo in cui si va quando si muore, non riuscire a esprimere il dolore di una perdita, di preoccupazione per qualcuno che non sta bene e via dicendo...
È importante, sia per me come libraia che per i familiari, sapere da dove partire per decidere qual è la migliore opzione. Avendo questo chiaro, il prossimo passo è fare attenzione. Perché quando un@ bambin@ fa domande quello che si aspetta non è che un libro gli/le dia una risposta. Cerco sempre di essere chiara su questo punto perché il mio lavoro non è vendere una soluzione (o una risposta) a un quesito. Il libro può aprire una strada, introdurre un tema e proporne una lettura. Bisogna quindi tenere in considerazione che potrebbe far nascere nuove domande, nuovi dubbi, nuove inquietudini. In sostanza, la risposta, la rassicurazione, viene cercata nel genitore non nel libro. Dunque la domanda che pongo ai/alle clienti è: qual è la risposta che vi piacerebbe far arrivare?
A partire da qui, inizia il mio lavoro! 
La quantità di libri disponibili oggi sul mercato per trattare una tematica così delicata è sorprendente e, a mio avviso, non esistono libri migliori di altri. È una questione di necessità e gusti e sarebbe impossibile includerli tutti in un unico post. Mi piacerebbe allora partire dalla familiarizzazione con l'idea della morte, un processo che attraverso i libri può aiutare ad instaurare un dialogo ma anche a costruire nuovi punti di vista. I sei libri che ho scelto di presentarvi qui sotto cercano in modi molto diversi di fare in modo che l'idea della morte, della fine della vita, entri nella coscienza dei bambini e delle bambine in forma esplicita. Perché se già a partire dai 3 anni questa idea esiste nella nostra mente in maniera implicita (per esempio quando si esclama giocando "Ti ho ucciso!", "Sei morto!" etc..). comprenderla e convivere con questa può essere molto complicato, soprattutto quando entra in contatto diretto o indiretto con i nostri cari o con noi. Normalmente non approvo fissare una fascia d'età a priori per i libri, è molto difficile definire l'età esatta per la lettura di un libro, quindi quelle che ho indicato sono solo orientative e assolutamente non rigide. Ogni bambin@ è un mondo, come ogni libro.   

Questi due brevi racconti, accessibili già a partire dai 4 anni, trattano situazioni molto specifiche, in quanto i protagonisti sono dei membri concreti della famiglia e le loro morti vengono descritte attraverso una prospettiva totalmente infantile. L'isola del nonno ci porta all'avventura con Syd e suo nonno in una fantastica isola esotica. Anche se al termine del viaggio Syd dovrà dire addio al nonno che resterà sull'isola, porterà sempre con sè i ricordi delle loro avventure e saprà che il nonno, adesso, si trova in un luogo meraviglioso. La nonna addormentata d'altro canto, descrive con dolcezza e ingenuità i cambiamenti che alcune malattie producono prima dell'arrivo della morte,  rappresentata qui dal sonno senza sogni, disteso e sereno. [Attenzione con questi libri, possono essere molto utili per aiutare i/le bambini/e a capire cosa sta succedendo o è appena successo in un contesto specifico, ma possono suscitare tante domande, sulla probabilità di perdere altri familiari o su dove si va quando si muore, per esempio.] 

Ho conosciuto questi libri grazie a una collega che lavorava come pagliaccia volontaria in un reparto infantile d'ospedale. Ma li accomuna anche il fatto di non avere per protagonisti esseri umani, cosa che può aiutare in certi casi a limitare l'identificazione nella storia e ridurre la pressione sul tema. Nel caso de L'anatra, la morte e il tulipano non credo si possa definire una fascia d'età a cui sia adatto: l'anatra protagonista scopre un giorno questa strana figura, la morte, che la segue paziente e sa che, alla fine, la porterà via con sè. In modo sottile e per nulla angosciante il libro descrive come l'anatra si abitua alla presenza della morte senza temerla e come, inevitabilmente, alla fine la morte prende fra le braccia il corpo dell'anatra senza più vita per lasciarlo alla corrente di un fiume. E la vita va avanti. In cambio, L'albero dei ricordi, perfettamente proponibile già dai 5 anni, è il racconto di una volpe ormai stanca, che dopo una vita lunga e felice si addormenta per sempre in una radura. Gli animali del bosco, che sentono la sua mancanza, poco a poco trovano conforto nei bei ricordi che conservano della volpe e raccontandoseli, danno vita ad una pianta, proprio nel punto in cui volpe si era addormentata. Una pianta che diventa un albero, con radici salde nel suolo e rami volti al cielo (una metafora non casuale). [In questi libri la percezione infantile non è più al centro delle storie, ma si esplora la coscienza della morte, l'accettazione di questa da parte di chi la trova e la pace con cui, insieme alla tristezza oviamente, si può affrontarla.]


Questa coppia di libri, Io sono la vita e Sai chi sono io? (ne esiste anche un terzo intitolato Io sono la morte), generalmente consigliati a partire dai 6 anni, accompagnano i lettori/le lettrici alla scoperta degli esseri viventi, descrivendone il percorso che dalla nascita, attraverso la crescita, li porta alla morte, una tappa naturale di cui sono coscienti fin dal principio. A parte le illustrazioni meravigliose e la poesia nel testo, ne ho apprezzato la delicatezza e la fermezza con cui passeggiano tra le paure e i dubbi che circondano la vita e la morte trasmettendo un'insolita serenità. [Il messaggio che cercano di trasmettere è che c'è una continuità tra vita e morte, che convivono e si susseguono costantemente trasformando tutti gli esseri viventi così come la loro natura ha predisposto. Credo rispondano a domande sporadiche sul ciclo della vita, non cercano di mostrare uno stato d'animo concreto, al contrario, propongono una visione generale.] 


A mio avviso, è un peccato classificare i libri per tematica. Nel caso dei libri che trattano la morte spesso si finisce per bollarli come inadatti, tristi, spaventosi, deprimenti, lasciando completamente in disparte le meraviglie che raccontano della vita, dell'affetto che lega le persone (o gli animali), della bellezza della natura che si trasforma continuamente.